Por Andrés Pascual
Si el japonés Akihiko Honda no hubiera sido el promotor del mexicano Jesús Cuadras, hasta anoche campeón mudial supermosca invicto, y del nica Román González, posiblemente nunca se hubiera podido disfrutar la que, para mi, ha sido la mejor pelea del año hasta hoy.
Es que la división de los campeonatos mundiales en 4 títulos, por consiguiente 4 organizaciones, crea un estado especial de protección de “su cuarto de campeón”, cuando dos promotores responden a dos boxeadores diferentes, aunque clasifiquen para la que llaman “pelea natural”, porque una derrota privará de la diadema a uno de ellos.
Desde la era de Finito López no veíamos en las divisiones menores un peleador tan inteligente, tan dominante y tan intuitivo como Román González (46-0, 38 KO’s), la diferencia con todos los campeones jr fly, fly y superfly weights, es que este muchacho no tiene discusión como el mejor boxeador del mundo. Porque no es que apabulle, que noquee, que tenga velocidad supersónica como…es que le sobran, más que al resto, cada condición que le habilite para el primero de la disciplina, sencillamente, Chocolatito es un boxeador completo, un verdadero (voy a usar una palabrita que odio por lo pisoteada e inexacta) MEGAPELEADOR.
Decían que la pelea sería dura para el supercampeón, pero nadie imaginó cuánto, porque Jesús Cuadras (35-1-1, 27 KO’s) es un mexicano atípico, con el aire de sus compatriotas, pero con los movimientos que, desde Tony Mar posiblemente, no se apreciaban en sus paisanos hasta Finito López, boxeadores de grandes ternas digo.
El bout, en el Foro de Inglewood, comenzó con el centroamericano arriba, fogoso, inspirado, tirando más y mejor, al extremo de que le dio tres power punchs que pusieron en franca estampida a Cuadras en el primero y otros en los dos episodios siguientes y le abrieron la boca, aparentando una lesión en la quijada o exponiéndose, por tenerla medio abierta, a la lastimadura.
Comprobado que con todo el aire en los pulmones de González era imposible intercambiar, pues se puso a distancia y comenzó a girar en círculos, de tal forma efectiva la táctica, que casi frustra al nuevo campeón, que se mantuvo obstinado en alcanzar al perdedor y obligarlo a intercambiar fallando mucho; después del 3ero, Cuadras logró nivelar la pelea hasta el 6to, pero Román volvió a la carga, conectó duro y le resto velocidad; en el 9no, como en el 2do y en el 3ro, pareció que el mexicano estaba lastimado por buenos golpes a la cara, sin embargo, dentro de la fogosidad de los rallies de Chocolate, tomaba un 2do aire e iniciaba la riposta, a veces más desordenada que efectiva.
El empuje del nuevo campeón superfly del CMB, la persecusión del contrario, le restó aire y le redujo la intensidad del ataque desde el 9no, entonces Cuadras empató el décimo, pero perdió el 11no.
El round final fue el resultado de lo duro del combate para ambos, de tal forma, que se podía apreciar que, por el cansancio, no terminaría por nocao un pleito que no solo ha sido la más difícil pelea de Román González, sino una de las más peleadas que he presenciado en estas divisiones, campeonato de por medio, desde hace rato.
Las tarjetas 117-111 (realmente exagerada), 116-112 (igual que la anterior) y 115-113, más ajustada a la realidad, todas por el nuevo campeón.
Román “Chocolatito” González es el nuevo rey superfly del CMB, y otro peleador que alcanza 4 fajas en los anales de Fistiana.
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