Mikey García logró su cuarta corona, la de campeón súper ligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) en cuatro divisiones diferentes, en una pelea a la que fue como favorito, pero nadie le regaló esa victoria.
Tuvo que trabajarla de principio a fin. El ruso Sergey Lipinets fue un duro rival, que le dio respeto y mérito al triunfo del californiano.
El combate ya le dio un lugar en la historia del boxeo, aprendió mucho sobre el entusiasmo que despierta entre sus fanáticos, nos enseñó mucho sobre esta nueva etapa de su carrera, donde está rompiendo mitos pero también develó muchas incógnitas sobre sus futuras posibilidades ante rivales de nivel superior a Lipinets.
De poder a poder, con precauciones
Fue una pelea de poder a poder, pero con las precauciones del ajedrez táctico que predominó a los largo de los doce asaltos. No era para menos, los directores de orquesta en las esquinas (Robert García y Buddy McGirt) no serían figuras decorativas e iban a realizar su pelea aparte a través de las estrategias. Mikey García fue fiel a su costumbre de ajustar a medida que la pelea cobra ritmo, mientras que Lipinets se jugó a achicar y llevar la pelea en los espacios cortos.
Fue una pelea de poder a poder, pero con las precauciones del ajedrez táctico que predominó a los largo de los doce asaltos. No era para menos, los directores de orquesta en las esquinas (Robert García y Buddy McGirt) no serían figuras decorativas e iban a realizar su pelea aparte a través de las estrategias. Mikey García fue fiel a su costumbre de ajustar a medida que la pelea cobra ritmo, mientras que Lipinets se jugó a achicar y llevar la pelea en los espacios cortos.
El ruso intentó temprano, pero le costó encontrar la distancia y el ritmo apropiado. García sustento su defensa en el jab, las salidas laterales y su clásico uno-dos para controlar la ofensiva desde un inicio. Lipinets le sintió la mano rápidamente, no puso la presión que requería su boxeo y le facilitó el boxeo a Mikey que obvió las precauciones y fue aumentando golpeo de poder, llegándole con buenos ganchos al cuerpo y al rostro en los primeros minutos.
Tanto se animó que en un descuido, el ruso consiguió llegarle con un golpe seco a la nariz del californiano que le provocó una fuerte hemorragia nasal. Fueron momentos complicados para García y animaron a Lipinets que empezó a llegarle con buenos golpes.
Fue su mejor momento entre el cuarto y el sexto episodio, cuando los dos se alternaron en la ofensiva. En séptimo asalto, sin embargo, en un momento de pura presión del ruso, los dos intercambiaron metralla con la mano zurda, primero fue Lipinets que le llegó a la cara a García y este, en su respuesta, lo conmovió con un impacto terrible a la barbilla, que lo envió a la lona. Un golpe del cual el ruso se recuperó rápidamente y demostró como una virtud una alta capacidad de asimilación.
Fue el punto de inflexión de la batalla. Mikey García dominó desde ese momento la pelea, a partir de su excelente esgrima, con rectas o combinaciones y un acertado trabajo con el gancho de izquierda que tanto castigaba a la zona media como subía para lastimar en la parte alta.
Lipinets, tuvo algunos buenos momentos a pura guapeza como en el décimo primer asalto donde lo tuvo a mal traer a García, le llegó con buenos impactos y hasta le causó una nueva hemorragia en la nariz, pero la experiencia del californiano fue demasiada. Su victoria – como lo establecían los pronósticos - nunca estuvo en riesgo, por más que Lipinets fue un rival decente, que lo hizo trabajar para llevarse esa victoria y arrebatarle el cetro súper ligero de la FIB.
Las revelaciones de Garcia
Esta pelea era esperada con mucha expectativa. Más allá del favoritismo de García para llevarse la victoria, las incógnitas que genera su crecimiento físico a partir de esas aspiraciones de hacer historia de manera rápida subiendo a otras divisiones para en enfrentar a sus campeones, generaban curiosidad. Lipinets iba a permitir probar muchas cosas y realmente lo hizo.
Esta pelea era esperada con mucha expectativa. Más allá del favoritismo de García para llevarse la victoria, las incógnitas que genera su crecimiento físico a partir de esas aspiraciones de hacer historia de manera rápida subiendo a otras divisiones para en enfrentar a sus campeones, generaban curiosidad. Lipinets iba a permitir probar muchas cosas y realmente lo hizo.
El californiano, quien ha venido subiendo y ganando títulos desde las 126 libras, subió a enfrentar a un súper ligero natural y con un peso que a la hora del combate llegó a las 147 libras. La imagen de Mikey es de un hombre más grande y más pesado, pero esa diferencia no parece afectar su cardio. No se ve tan rápido en los desplazamientos, pero terminó como empezó sin sentir el esfuerzo.
En este peso, García mantiene su boxeo técnico, pero aumentó el porcentaje de golpes de poder y parece dispuesto a arriesgar en los intercambios, más allá que Lipinets pega duro y hacerlo era peligroso. Se siente confiado en su asimilación y absorbe muy bien los golpes de poder. El intercambió que terminó con la caída de su rival en el séptimo asalto es buena prueba de ello.
Los cambios físicos no parecen romper su línea técnica y esa es una buena noticia. La mala noticia o la incógnita que aún permanece, es el poder efectivo de su pegada. Lipinets no pareció sufrir con sus golpes, que fueron muchos y fueron muy duros.
Tampoco sabemos si esa pérdida obvia de velocidad en los desplazamientos le puede crear otro tipo de dificultades contra rivales de primer nivel, con mayor pegada y de su misma experiencia. El hecho de que ahora García no pueda evitar en algunos momentos los intercambios duros, puede generarle otros problemas.
De todas formas, en la suma de constataciones, el nuevo campeón de la FIB pasó el examen con nota alta, al menos en las 140 libras hoy por hoy es el hombre a vencer y ya hacen fila para enfrentarlo. El británico Terry Flanagan que en abril va por el cetro vacante superligero de la OMB contra Maurice Hooker, ya lanzó su desafío, también el flamante campeón interino del CMB, Regis Prograis, expresó su deseo de enfrentarlo y no demora Kiryl Relikh, nuevo monarca de la AMB, en desafiarlo.
Mikey García tiene una empatía especial con la fanaticada y es sinónimo de éxito para cualquier cartelera. Enfrente a quien enfrente, su presentación provocará mucha expectativa.
Luego de la pelea, él habló que su prioridad sigue siendo unificar el título que aún conserva, el de campeón ligero del CMB. Su decisión era esperada, bajo esta nueva versión de Mikey García que como agente libre y dueño de su futuro parece inclinado a elegir rivales como Lipinets o anotarse a peleas que le dejen mucho dinero. Ya lo hizo cuando aceptó enfrentar a Adrien Broner por una buena oferta económica y ahora no dejará pasar la posibilidad cierta de enfrentar al ganador del casi seguro combate entre Vasyl Lomachenko y Jorge Linares, el campeón Ligero de la AMB.
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