BOXEO TOTAL: ALFONSO ZAMORA, SALVÓ EL HONOR DEPORTIVO DE UN PAÍS.

domingo, 4 de diciembre de 2016

ALFONSO ZAMORA, SALVÓ EL HONOR DEPORTIVO DE UN PAÍS.

25 OCTUBRE 1979 FOTO JORGE SOTO ALFONSO ZAMORA



Puños de Oro (Armando Zenteno C.)
“El boxeo es mi vida, lo traigo en la sangre y siempre viviré con este deporte”,.(/Alfonso Zamora)
De una vecindad en la Lagunilla, cerca de Garibaldi en donde nació el 9 de febrero de 1954, a vecindades del barrio de Santa Julia, la Colonia Guerrero, y finalmente la Unidad Tlatelolco en donde se crio, Mario Alfonso Zamora Quiroz, no tuvo otra opción que ser boxeador, porque su carácter fue forjado en la violencia callejera y escolar.  Hijo de Alonso Zamora padre, de oficio taxista y aficionado irredento del pugilismo, formó parte de la familia integrada por diez hermanos y su madre Ana María Quiroz. En el seno familiar no existía ningún tema  que no fuera el boxeo, la cita infaltable, era los sábados frente al televisor, para “chutarse”, aun en contra de la voluntad de algunos de sus miembros las funciones de boxeo de la Coliseo. Quizá los hijos en edad escolar no sabían conjugar los verbos y menos conocían a los personajes de la historia, pero todos sin excepción sabían los nombres de los campeones y todo el lenguaje boxístico. Dos sucesos inclinaron a Zamora para abrazar el boxeo: un par de guantes regalo de Día de Reyes y la necesidad de aprender a boxear, porque debido a su corta estatura, era blanco de  burlas y agresiones tanto en la escuela como en los barrios en donde habitaba. La vida no le dejó otra alternativa que abrirse camino a puñetazos. Alfonso inició en la violencia extra-ring desde el cuarto grado en la Escuela Primaria Belisario Domínguez y posteriormente se convirtió en el terror de la Escuela secundaria 16 de donde fue expulsado y siguió sangrando narices en la Secundaria 83 cuando ya vivía en Tlatelolco. Ante la conducta de su hijo, su padre recurrió a su vecino Ernesto Gallardo, un manager profesional, quien lo acepto como su ayudante en el Gimnasio Jordán, Alfonso contaba con 14 años de edad; del “Alacrán” Torres aprendió el gancho al hígado y el remate de derecha que se convirtió en su arma favorita.  Pero su primer maestro fue Raúl Delgado. Los Juegos Olímpicos del 68 fueron claves, ver triunfar a Ricardo Delgado, Antonio Roldán, Agustín Zaragoza y Joaquín Rocha, despertó en  Zamora el deseo de representar a su país en unos juegos olímpicos. En 1969 cumpliría 15 años y su papá le preguntó que quería de regalo y el chico empezó a mover la historia del boxeo universal al contestarle a su padre ¡Quiero que me consiga una pelea!, Ernesto Gallardo le consiguió la pelea para el día de su cumpleaños, el 9 de febrero de 1969 en Mixquic, Puebla. Alfonso noqueó en el primer round a un rival experimentado. En 1970 ganó el torneo de los Guantes de Oro en peso mosca, y en 1971 se coronó campeón del Distrito Federal. Estos resultados impulsaron a su padre para acudir ante Moisés Zaldívar, Presidente de la Federación Mexicana de Boxeo Amateur a solicitar una oportunidad en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano. Lo calaron ante el experimentado peso gallo Federico Flores, y bastó un solo round para aprobarlo. Iniciaba 1971, cuando Zamora quedó al cargo del profesor búlgaro Stavri Bachvarov, encargado del equipo de boxeo olímpico sin embargo no se adaptó a las normas de disciplina del CDOM. En marzo de ese año, fue despedido por sus faltas al entrenamiento, no le gustaba la técnica del boxeo amateur y se iba a entrenar al Jordán, hasta que finalmente le prohibieron el acceso, su padre abogó por su hijo y convenció al búlgaro. El seleccionado “A” en peso gallo era Pedro Flores, medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Cali 1971. Como preseleccionado “B”, Zamora fue enviado al campeonato, Centroamericano y del Caribe, en Puerto Rico. Ganó el título con cuatro nocauts, y cuando Pedro Flores decidió ingresar al profesionalismo,  Zamora tomó su lugar y llegó a Munich, con un récord invicto en 45 peleas, ganadas, 42 por nocaut. El 30 de agosto de 1972 marcó su debut olímpico. Primer rival, primer nocaut ante el filipino Ricardo Fortaleza en dos asaltos. Segundo rival, segundo nocaut en el segundo round. El alemán Stephan Foersted cayó, el 3 de septiembre. Tercer rival, tercer nocaut, en el segundo round: la víctima fue el español Juan Francisco Rodríguez. La pelea del 7 de septiembre, cuando se reanudó el torneo significó que una medalla había sido asegurada para México, Alfonso noqueó en el tercero al estadounidense Ricardo Carrera. Y sucedió lo anecdótico. Era domingo y Alfonso fue a la báscula esa mañana y pesó 53.400 kilogramos. Salió a pasear y cuando regreso con salchichas y cerveza en el estómago, registró 56.800 kilos. Lo arroparon para que sudara durante el entrenamiento. Después de dos rounds de sombra subió a la báscula y  había perdido 300 gramos,  lo metieron a la regadera con agua caliente, envuelto con toallas, apenas había ganado unos 800 gramos y le dieron diuréticos. Finalmente, Alfonso se durmió y a la hora del pesaje marcó 53.300 kilogramos, 700 gramos abajo pero todo deshidratado. Zamora de 18 años, sostendría su quincuagésima pelea ante el cubano Orlando Martínez, de 27 años con más de 180 combates. La capacidad combativa de Zamora  que era su gran arma, estaba notablemente reducida. El antillano no tuvo problemas para llevarse la victoria por unanimidad de los jueces: 5-0.Manejó a su adversario a la distancia, sin presentarle un blanco fijo. Zamora, en razón de su debilitamiento, no tuvo la potencia  para acosarlo.  En el segundo round, Zamora cayó a la lona por vez primera en su carrera, sorprendido por un cruzado de derecha. Sería de plata su medalla. La única con la que regresó de Munich la delegación mexicana. Era el personaje del día. Y recibió todo tipo de homenajes. El presidente Luis Echeverría le obsequió 50 mil pesos -y le dio facilidades para que, a plazos, pagara un taxi para su padre. Se le abría un gran panorama en el boxeo profesional. Todos los managers estaban interesados por dirigirlo. El escogió a Arturo Cuyo Hernández, quien lo hizo debutar el 16 de abril de 1973, en Ciudad Valles, San Luis Potosí, Alfonso noqueó en dos rounds a Eraclio Amay, con su primer sueldo se compró 10 centenarios de oro. Alfonso Zamora es el único campeón mundial que ha obtenido el título invicto, habiendo ganado todas sus peleas por nocaut.
Con una marca perfecta de 20-0 y 20 KO, recibe la oportunidad por el título mundial gallo. Conquistó la corona reconocida por la WBA al noquear al sudcoreano Soo Hwan Hoo, en El Forum de Los Ángeles, California, el 14 de marzo de 1975 En el 4º round el réferi detuvo las acciones, decretando la victoria de Zamora y se proclamo nuevo campeón. Sostuvo seis peleas, las ganó todos antes del límite la más brillante ante Eusebio Pedroza al que noqueó en dos rounds. El  16 de octubre de 1976, viajó a Corea, para darle la revancha a Hong. El combate se celebró en la ciudad de Inchón en donde, se vivieron sucesos extraordinarios: La pelea fue detenida por el réferi a favor de Zamora en el 12º round, luego de llevar amplia ventaja, desatándose un tumulto que obligó al campeón y su equipo a buscar refugio debajo del ring. En el camerino, las autoridades quisieron confiscarle la bolsa a Zamora, pero no la encontraron entre sus pertenencias, la tenía la madre de Zamora en su bolso de mano. Ante esto intentaron retener al campeón impidiendo su salida del país para repetir la pelea unos días después. Una alocada idea que dejaron de lado cuando comprobaron que Hong tenía fractura de mandíbula. El 23 de marzo de 1977, llegaría su pelea más importante con 28 peleas, todas ganadas por KO, ante Carlos Zárate. También invicto en 45 pleitos, 44 por  KO, campeón gallo del CMB y  compañero de gimnasio. Protagonizó una de las más apasionantes peleas en la historia del boxeo. El gran show pactado a 10 rounds se llevó a cabo en El Forum de Los Ángeles, California. El historial de los dos era insuperable. Sumados sus récords en el boxeo amateur y en el profesional, Zamora y Zárate acumulaban 157 encuentros, con 156 victorias, y sólo una derrota -aquella final olímpica en Munich 72. De esos 156 triunfos, 149 habían sido antes del límite, y los siete restantes por decisión; seis de ellos -tres y tres- en el boxeo de aficionado. Por una bolsa de 250 mil dólares lo enfrentó sin títulos en juego. Zárate haciendo valer su mayor potencia, y condición física, noqueó a Zamora en 4 rounds de una espléndida pelea. A partir de allí, la debacle para Zamora. El 19 de noviembre de 1977, el panameño Jorge Lujan le quitó el fajín poniéndolo fuera de combate en el 10º round. .Durante 1978 obtuvo 3 victorias que parecían encaminarlo nuevamente. Pero una derrota por descalificación con Juan Álvarez, y un nocaut ante Eddie Logan en el 7o round, finalmente el  19 de septiembre de 1980, concluyó su carrera, derrotado en tres rounds por Rigoberto Gigio Estrada, fue  la culminación del sueño de un chiquillo, tenía 26 años. El nocaut su fielALIADO, lo abandonó. .En 1985 viajó a Puerto Rico para pelear a 10 rounds con Wilfredo Gómez, pero no obtuvo la visa de trabajo y el proyecto se cayó. Dejó una marca de 33-5 con 32 KO a su favor. Ingreso al Salón Mundial de la Fama en el año 2005. Se divorció de Angélica, madre de sus hijos Cristian Alonso y Angélica Vanessa. En Aguascalientes se volvió a casar con María Guadalupe, y son padres de un niño, Abraham Alfonso. Es juez del Consejo Mundial de Boxeo. Filmó tres películas, y una telenovela.

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