Gamboa iba rumbo a convertirse en el boxeador cubano mejor pagado de todos los tiempos antes de ver su trayectoria descarrilada desde aquella errática mañana del 2012 en que decidió no presentarse a una conferencia de prensa en Miami
Una vez en el 2012, una en el 2013, dos en el 2014, una en el 2015 y cero en el 2016. La carrera de Yuriorkis Gamboa ha sufrido como ninguna otra de los boxeadores cubanos en los últimos tiempos por una serie de errores propios e impropios que son el ejemplo de lo que no debe hacerse en el boxeo.
El campeón olímpico de Atenas 2004 irrumpió en el boxeo profesional como bien lo indica su sobrenombre deportivo, como un Ciclón, al punto de ganar un par de títulos profesionales y derrotar rivales de mucho calibre.
Gamboa iba rumbo a convertirse en el boxeador cubano mejor pagado de todos los tiempos -un título que posiblemente ahora le cuadra mejor a su compatriota Erislandy Lara- antes de ver su trayectoria descarrilada desde aquella errática mañana del 2012 en que decidió no presentarse a una conferencia de prensa en Miami, donde también estaba su futuro oponente Brandon Ríos.
Esa conferencia de prensa fue bien aprovechada por otro cubano, Richard Abril, quien salió de la total oscuridad para retar a Ríos y lograr un combate que, si bien no le ayudó en el resultado, dejó a todo el mundo convencido de un robo y le abrió las puertas al guerrero de Isla de Pinos.
Abril eventualmente ganaría una faja del orbe, pero luego la perdería por inacción, aunque eso es material para otra historia que no viene al caso, o quizá sí. Al final se trata igualmente de otro camino desperdiciado.
Pero si Abril se ha perdido del mapa, Gamboa posee ahora otra oportunidad de redimirse luego de una serie de tropiezos que comenzaron en aquella conferencia de prensa en el restaurante Versailles de La Pequeña Habana y continuaron con la asociación malograda primero con Floyd Mayweather Jr. y luego con el rapero-empresario 50 Cents.
Por aquellos días en que Floyd iba a la cárcel por un asunto de presunta violencia doméstica, 50 se ocupaba de la carrera del de Guantánamo y la convertía en un sinsentido, un verdadero desastre que no le reportó ningún tipo de beneficio y más bien condenó a Gamboa al ostracismo del boxeo.
Se pudiera decir que lo peor de ese oscuro período fue la derrota en junio del 2014 frente al tremendo Terrence Crawford, uno de los mejores libra por libra del momento, en las 140 libras, una división en la que Gamboa nada tenía que hacer y en la fue tirado a la lona en varias ocasiones.
Así y todo, Gamboa logró estremecer en algún momento a Crawford, quien luego reconocería el poder de la pegada del Ciclón, quien luego iría a pelear en México en una cita sin grandes consecuencias y luego a un casino en las afueras de Nueva York, ante dos oponentes de poca monta.
Lo peor no fue todo eso, sino lo que sucedió en el 2016: nada. De un lado y del otro se hablaba de que Gamboa firmaría con esta o tal empresa, que subiría al cuadrilátero frente a este o aquel rival. En realidad, nada de nada. La temporada no solo pasó sin penas ni glorias, sino que el antillano parecía haber perdido hasta el centavo de su capital deportivo.
Hasta que el 23 de enero, de manera sorpresiva, Golden Boy Promotions anunció un acuerdo con Gamboa para efectuar tres peleas e intentar devolverlo a los lugares de importancia que alguna vez ocupó. Oscar de la Hoya, el presidente de la entidad, entendió que podía sacar algo de la gastada pero aún en pie popularidad del guantanamero.
Ciertamente, Golden Boy necesita aumentar su cartera de boxeadores más allá de su Gallina de los Huevos de Oro, Saúl "El Canelo'' Alvarez y no dejó pasar el chance de asegurar los servicios de alguien todavía conocido en los círculos del boxeo. El riesgo no es tan alto para la promotora que pudiera ganar mucho si el púgil bajo su sombrilla recupera parte de su antiguo brillo.
Todo parece indicar que el plan de Golden Boy pasa por una primera pelea este fin de semana en Verona, Nueva York, contra el nicaragüense René Alvarado, luego aumentar la intensidad contra otro oponente de mayor nivel y al final estar en condiciones de colocar a Gamboa en la conquista de una faja del orbe en las 130 o 135 libras.
Después de 15 meses sin combatir y sin el técnico Ismael Salas en su esquina -su entrenador será su padre Carlos, algo que despierta dudas-, muchos se preguntan ¿qué tipo de Gamboa vamos a ver este 11 de marzo?
Gamboa necesita no solo salir airoso de este compromiso, sino demostrar que mantiene las herramientas necesarias para abrirse un espacio en la élite de su peso, donde han llegado muchas figuras nuevas y hambrientas de gloria.
Pero si le queda en el tanque, todavía pudieran quedarle unas cuantas noches buenas a Gamboa, quien debe estar consciente de lo que significaría una derrota frente a Alvarado. El final de todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario