Por Andrés Pascual
Cuando estalló la 1era Guerra Mundial, el galo Eugenio Criqui (foto cortesía de BOXREC), era un boxeador talentoso, de estilo, rápido, valiente y de punch notable. El mejor lightweight francés por mucho.
Desde el inicio del conflicto, el peleador colgó los guantes y calzó las botas del ejército de su patria, iniciaba de esta forma el viaje a la inmortalidad.
Criqui participó en la famosa batalla de Verdún y fue inquilino de las trincheras durante 4 largos y penosos años. En la célebre batalla perdieron la vida miles de hombres, aunque salvó la propia, Criqui resultó herido por la metralla enemiga, mejor, con el rostro destrozado.
Cuando se firmó el armisticio y pudo regresar a su hogar, tenía múltiples cicatrices y la quijada de plástico, para el pugilismo aparentaba un valor perdido, porque era poco posible que alguien pudiera confiar en él en su estado, menos Eugenio Criqui (101-16-15, 56 KO's propinados, 5 recibidos), de valor espartano cuando defendió al país del Arco de Triunfo en la conflagración, de valor ilimitado siempre que hubiera que poner la fe y la voluntad por delante del reto siguiente, muestra de hasta dónde puede llegarse cuando sobran estos atributos. A pesar de las opiniones en contra, no se amilanó, no se dio por vencido y regresó al ring. Foto debajo, el galo tira a Panamá Brown en el fiero combate que perdió por decisión:
De manera increíble, superó el handicap y ganó el campeonato europeo, entonces decidió invadir América, flor y nata del boxeo profesional.
A principios de los 20's, el campeón mundial de las 126 libras era el nativo de Cleveland Johnny Kilbane, a pesar del reto continuado para que le diera una oportunidad, ni el peleador ni sus apoderados lo tomaron en cuenta, porque se trataba de un verdadero héroe y la prensa lo manejaría con manos de seda y adjetivos calurosos lindantes con la simpatía, pero el francés estaba decidido a defender una esquina contra el monarca con igual rigor que la trinchera.
El 2 de Junio de 1923, al campeón se le ocurrió darle la oportunidad soñada al ex soldado de la Ciudad Luz y el hombre con la mandíbula de plástico lo noqueó en 6 rounds.
Ese año 1923, Johnny Dundee derroto a Criqui por nocao técnico y en 1927, en París, Panamá Al Brown le ganó por decisión unánime de los jueces.
Su último pleito fue una victoria por decisión contra Benny “Kid” Carter en 1929 en París, acto seguido colgó los guantes para siempre, después de hacer una carrera en Fistiana que muy pocos pueden emular, que, nadie lo dude, resultó de la confianza en sí mismo, de la voluntad y la fe
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