Por Andrés Pascual
Robinson Castellanos, que noqueó a Gamboa el 5 de mayo pasado, subió al ring con 12 derrotas en 34 peleas, guarismo que mejoró al anestesiar al oriental. El FRACASO fue el segundo del antillano.
Hace algún tiempo escribí lo que puede leer en el link de boxeomundial.com, sobre la estadía irresponsable del cubano Richard Abril en Isla de Pinos:
Ahora lea el link tomado de boxeocubano.com, dedicado a representar al pugilismo castrista por acá, fuente sobre la disciplina en la Isla del reaccionario Jeralducho o el Nuevo Hertald:
“Dimes y diretes”, resulta que están tratando de sugerir (imposición de la excusa maloliente al uso cuando de lo kubanoide se trata), que un accidente sufrido por Gamboa el año pasado, en el que por poco se mata, “pudiera haber resultado en la derrota contra Castellanos”.
Yuriorkis sufrió una fea herida desde la ceja derecha hasta medio sién (foto), sin embargo, el trabajo de cirugía estética resultó brillante, porque no se apreció la cicatriz; el oriental puede dejar sus aspiraciones futuras a buen recaudo, que no será otra vez el de antes. Foto estado en que quedó el auto:
Yo no sé si el accidente pudo o no desembocar en el catastrófico revés por abandono del oriental, pero, al modo mío de ver las cosas, a quien llegó a la pelea con 12 derrotas y 22 victorias, el cubano debió noquearlo manco de ambas manos, sin piernas y ciego del ojo izquierdo, digo, creo yo...
Willie Pep tuvo un accidente de aviación que por poco le cuesta la vida, a los 6 meses estaba ganando igual que antes, con la misma velocidad de siempre, claro que no comparo a Gamboa con Pep, sería un sacrilegio...
A Gamboa, a Abril y a todo el que ose tentar al Diablo con viajes de rumbantela al paraíso “bolechurrista” (A Castro se le conoció como Bola de Churre desde el colegio), porque abandonan la forma deportiva y el trainning riguroso para tan exigente circuito como el profesional, debieran separarlos de semejante empeño.
El pugilato rentado, fuente de ganancias operacionales desde el s. XIX, ni es un juego de niños ni puede tratarse con la irresponsabilidad que hacen los cubanos que pretenden inscribir su nombre para la posteridad tras la obtención de fajas mundiales y la adquisición de un par de millones por PPV.
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