Josh Taylor ganó las World Boxing Super Series en el peso superligero y unificó los Mundiales WBA e IBF al derrotar por decisión mayoritaria a Regis Prograis.
El O2 Arena de Londres estalló al oír las puntuaciones del combate entre Josh Taylor y Regis Prograis. El primer Trofeo Muhammad Ali de la segunda temporada de las World Boxing Super Series (WBSS) fue para Taylor tras una tremenda batalla a doce asaltos que ganó por decisión mayoritaria (114-114, 115-113 y 117-112). Además del torneo, unificó los Mundiales WBA e IBF del peso superligero. Cuando todos los rankings libra por libra se actualicen el escocés aparecerá bien arriba. La división tiene dos reyes. Él y José Carlos Ramírez (campeón WBC y WBO). "¿Dónde te has metido?", bromeó el púgil de Edimburgo. Las WBSS han sido una confirmación para él. Llegó con buen nombre, pero sin confirmarse. Lo logró en Londres.
Prograis había avisado en la previa que iba a aceptar el juego que propusiera Taylor. No mintió el estadounidense. Nunca dio un paso atrás y jugó en la distancia que quiso el escocés. El campeón IBF decretó que debían pelear en la media-corta y ahí se fajaron. No hubo ni un segundo de parón. Durante los doce asaltos la labor de los jueces fue muy difícil. Taylor y Prograis empataban a aciertos y errores. El de Nueva Orleans se mostraba muy rápido en defensa y el de Edimburgo ponía un ritmo constante. Por pequeños detalles, como las contras de cirujano de Prograis, se iban definiendo los asaltos. El ritmo no cesó y con mucho trabajo en la zona de flotación de ambos (sobre todo de Taylor) tenía que pasar factura. Lo hizo de un lado desde el séptimo acto.
Prograis perdió explosividad de manera progresiva (se evidenció en el décimo con claridad), y aunque se quitaba golpes y llegaba con manos claras y potentes... Taylor era el que mandaba. La guardia heterodoxa del estadounidense facilitaba que con el cansancio Prograis no se cubriese bien con el hombre y dejase huecos para que entrasen los crochets del escocés. Esa fue una de las claves. Cuando estaban cabeza con cabeza, Taylor era capaz de pegar duro con poco recorrido. Upper y crochets fueron el repertorio más repetido. Lo pasó mal Prograis, que mostró arrojo, se 'tragó' todo y siguió adelante. Lo intentó hasta su último aliento, metió en aprietos a su oponente en el round final... pero el pequeño bajón físico fue la clave para justificar su derrota.
Después tocó escuchar las cartulinas. Un empate (114-114) podía ser, dos puntos arriba (115-113) para Taylor también... pero el último juez (117-112) se dejó llevar por la fiesta inglesa, no hubo diferencia para tanto. "Ha sido igualado y estaba en su casa, pero acepto el resultado y felicito a mi rival. ¿Por qué no una revancha?", apuntó sobre el ring Prograis. Si Ramírez (que mostró en Twitter su intención de enfrentarse en 2020) no aparece en el camino de Taylor podría ser un pleito muy lucrativo para ambos. Aunque eso es futuro y ahora el escocés quiere disfrutar del presente. Campeón WBA e IBF del peso superligero y ganador de las World Boxing Super Series. Tocó el cielo.