Vasy Lomachenko está consciente de las ventajas que tendrá –al menos en el papel– cuando enfrente a Guillermo Rigondeaux el próximo 9 de diciembre en el Madison Square Garden de Nueva York, en una pelea estelar que será transmitida para Estados Unidos a través de ESPN.
Los elementos que favorecerán al ucraniano, que defiende esa noche su título mundial superpluma de la Organización Mundial de Boxeo, son dos: el peso y la edad. A sus 29 años, Lomachenko recibiría en el cuadrilátero a un veterano de 37 años que viene de dos divisiones abajo (supergallo) para retarlo.
Esas condiciones en las que se desarrollará el combate son suficientes para que algunos aficionados estén poniendo como víctima a Rigondeaux desde este momento, incluso cuando el cubano ha dejado claro en varias entrevistas que el peso no servirá de excusa en caso de que llegue a perder.
Lomachenko cree que, aun saliendo victorioso de una pelea que junta al par de púgiles tal vez con mejor técnica en todo el boxeo, los críticos no le otorgarán mérito por su actuación.
“Rigondeaux es un peleador más pequeño de lo yo soy. Sin importar qué tanto haga yo en la pelea, no voy a ganar nada en los ojos de los críticos. En los ojos de los críticos…ellos van a decir al final de la pelea: bueno, y qué importa que [Lomachenko] haya ganado si él era el peleador más grande”, expresó el dos veces medallista de oro en declaraciones que fueron publicadas por Boxing Scene.
Conocido por su llamativa forma de pelear, Lomacenko piensa hacer lo mismo al momento de tener enfrente a Rigondeaux.
“Voy a tratar de ganar la pelea [con Rigondeaux] de una manera colorida y brillante. Yo voy a estar boxeando a mi propio ritmo y estilo. Voy a estar tratando de pelear a mi manera y trabajando duro simplemente para aplastarlo.”
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