Adrien Broner quizá batalló más de lo esperado con un valiente y bravo Adrián Granados en el Cintas Center de Cincinnati, Ohio, pero le alcanzó para llevarse una decisión dividida a su favor por calificaciones de 97-93, 96-94 y 93-97 y así mejorar su marca a 33-2 y 24 nocauts en busca de peleas aún más grandes en su carrera.
Broner, quien aseguró haberse lesionado la mano izquierda desde el primer episodio, dijo que la pelea le costó trabajo ante un rival de calidad que le exigió y que lo obligó a echar mano de su experiencia para sacar la victoria.
Granados (18-5-2, 12 KOs), quien exigió una revancha, pero en Chicago, demostró que respeto no iba a tener por Broner, a quien le lanzó veloz el jab y luego el cruzado de mano derecha, pero que no tuvo el éxito deseado.
Adrien estuvo esperándolo con la mano izquierda en forma de gancho. Hubo algunos intercambios, pero nada de cuidado en el arranque.
Broner lució en el segundo con buen movimiento de piernas y también de cintura, pero tiró muy poco y dejó que la ofensiva la llevara el púgil originario de Chicago, quien fue mucho más constante a la hora de tirar sin recibir, aunque no pudo hacer valer su mayor talla por la defensa del local.
En el tercero fue Broner al tú a tú con Granados. Se olvidó de su buena defensa a la larga distancia y en un encontronazo alcanzó a darle un cabezazo accidental en la nariz al mexicoestadounidense que causó hemorragia y que le permitió controlar ligeramente mejor las acciones en el ensogado, haciendo fallar y colocando mejor sus puños.
Granados salió al cuarto episodio un poco desordenado en el ataque y ahí Broner aprovechó para hacerle pagar sus yerros, pero Adrien se dio cuenta que aventarse como lo estaba haciendo no era la fórmula y fue cuando comenzó a tirar más combinaciones y no de a uno, lo que emparejó las acciones.
Broner dejó llegar a Granados en el quinto y ahí le metió fuertes los uppers con mano derecha y el gancho de izquierda. Pese a que es el estilo que mejor le iba al mexicano, el estilo incómodo del de Ohio provocó que Granados se desesperara y entrara al ritmo de pelea que quería el tetracampeón del mundo.
Granados salió bravo para abrir la segunda mitad de la pelea y Broner no se achicó, porque siempre tuvo respuesta y en el forcejeo, Broner sacó ventaja al conectar de dos a uno o hasta de tres a uno sobre el de Chicago, quien lució entonces con cierta desesperación, sin importarle el recibir con tal de dar.
Granados arrancó bien en el séptimo episodio boxeando a distancia, de la misma forma en que le había dado resultados al inicio de la pelea, pero volvió a desordenarse en el ataque y Adrien le hizo pagar cada que falló.
Granados tiró de a uno y le contragolpearon bien, pero cuando lanzó de a tres y hasta cuatro, obligó a Broner a descubrirse y hasta lucier mal.
Broner tomó una actitud de contragolpe en el octavo round, ya no dejó que Granados se fuera con todo sino que cada que le tiraron, buscó el ángulo ideal para meter castigo, el cual generalmente venía acompañado de un abrazo, un empujón o hasta un topetazo.
Ya ligeramente cansado, Adrien no pudo responder como en el capítulo previo. Una metralla de castigo de Granados fue duramente respondida por un upper de derecha de Broner que en el mano a mano encontraba la fórmula para meter los codos, castigar y salir mejor librado, aunque no limpio, porque con mucho corazón y entrega, el mexicoestadounidense siempre buscó la pelea y forzó al local en el noveno.
Ya en el décimo, Granados y su empuje volvieron a exigirle al máximo a Broner, quien tuvo que abrazar en demasía al de Chicago.
Granados tuvo que echar mano de su juventud e ímpetu para tratar de acortar distancias y pese a que tuvo sus chispazos, terminó exhausto el pleito.
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