Por Andrés Pascual
Por regla general se comenta de la decadencia de la división completa, sin embargo, ya no existe al estilo antiguo, porque los mastodontes de hoy superan con facilidad los 6'3 y las 240 libras de peso, no son mejores boxeadores ni más pegadores, sino esperpentos de condición grosera y grasosa que se imponen por su corpulencia, a pesar de la lentitud y de la total escasez de instinto e intuición que los identifica.
Pero nunca hubo un grupo de talento en ninguna era del boxeo en la antigua heavyweight, sino que el peso era dominado por un peleador de factura notable como Dempsey, Joe Louis o Marciano, alrededor otro, acaso dos, que giraban como fantasmas para hacer taquilla y alimentar la clase del símbolo y Conn, Charles, Moore o Walcott hicieron de opositores de alguna dignidad.
En la etapa de Dempsey o de Louis, cualquier pelea de mediano hacia abajo era superior a las de estas glorias de Fistiana boxísticamente hablando, en el caso del Bombardero de Detroit, que se cita como lo mejor del peso con frecuencia, tuvo contrarios que le pusieron en vilo el reinado y Galento, Billy Conn o la primera de las dos peleas con Schmeling significan.
En cuanto a Marciano, la única vez que peligró la corona sobre su testa fue cuando, herido gravemente en la nariz, casi le paran por nocao técnico el bout contra Ezzard Charles, pero pidió “un round más” y todo el mundo sabe qué paso, Lo que hizo grande al ítalo fue su determinación en el ring, como él tal vez otros; más, nadie, nunca.
La escalada de Rocky Marciano a la estelaridad total en Fistiana es curiosa: inició su camino a la cumbre a partir del retiro de Sugar Ray Robinson, el regreso del Profesor se produjo cuando el orgullo de Brockton concluyó su reinado y su carrera de 5 años de brillantez. Tan curioso como sospechoso...
Cuando se apagó Mike Tyson comenzó la espiral de importancia de las peleas en las divisiones pequeñas, que tuvo interés de historia clásica durante los 70's y los 80's, porque coincidieron figuras como Leonard, Durán (foto pelea vs Leonard), Hagler, Hearns, Wilfredo Gómez, Nelson y varios más en pesos desde los gallos a medianos; sin embargo, todavía, a pesar de la clase indiscutible de estos, continuaron a la sombra de los pesados (realmente de un solo boxeador como siempre, aquella vez Tyson), que no podían hacer una pelea ni parecida a la de Lupe Pintor contra Gómez o a cualquiera de las muchas de aquellos 20 años entre 1975-1995.
Quizás el único boxeador de peso chico de grandes ternas, por la fidelidad de su fanático natural, haya sido Chávez durante la era Tyson, pero aun éste era situado en la primera estelar previa al bout del excampeón heavy por lo general.
Ni Finito, invicto durante su carrera en ambos circuitos, logró el apoyo del campeón de Don King, entonces incursionó entre los estelares el gran boxeador de los últimos 25 años, Roy Jones jr.
La poca participación de clase suprema entre los superpesados, la pérdida del control del peso por los negros americanos a favor de europeos como Tyson Fury o de euro-orientales como los ucranianos, alejó al público de la división que hizo famoso a Johnson, además, la participación de Bob Arum en contubernio con el pulpo televisivo PPV de HBO, la manipulación de los rankings y de las decisiones groseras en cualquier lado, sobre todo en Las Vegas y la explotación de cualquier sentimiento por abyecto que sea entre mexicanos y boricuas más algún otro de nacionalidad diferente, han colocado a las divisiones menores como reinas de la cartelera boxística, por lo que se vé, por la escasez de verdaderos completos de clase, por largo tiempo.
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