La injusta victoria que los jueces le concedieron a Andre Ward sobre Sergey Kovalev no debería sorprender a nadie. El boxeo de primer nivel nos tiene acostumbrados a reciclar sus peores miserias. Pero esta vez el daño es demasiado grande. Este combate iba a servir para reivindicar muchas cosas. Infelizmente no reivindicó nada, por el contrario. Le puso la lápida a una división y tal vez a dos carreras. Porque, como lo dice el título, perdimos todos y entre esos todos se encuentran Ward y Kovalev.
UN GANADOR ILEGITIMO Y UN PERDEDOR ILEGITIMO
Era un choque de estilos y no había mucho misterio a la hora de imaginar esta pelea. El guion que vaticinamos en las claves y la previa de la pelea fue el que presenciamos en la noche del T-Mobile. Excepto en el resultado de las tarjetas, claro. Es difícil pronosticar un error compartido con sorprendente y milimétrica exactitud por los tres jueces Burt Clemens, Glenn Trowbridge y John McKaie. Los tres jueces estadounidenses vieron ganar 114-113 al estadounidense, números que no compartió ninguno de los especialistas que cubrió la pelea y luego posteo su resultado no oficial en las redes. Por el contrario, todos vieron ganar al ruso. Yo también lo vi ganar, pero antes de tratar de adivinar las causas, vamos a explicar porque creemos que ganó.
Aclaremos que la pelea ni por asomo puede ser considerada "una gran batalla". Es verdad que no será la peor, pero tampoco será la mejor. Si tuvo momentos de emoción en medio de un escenario repleto de amarres, marrullerías, golpes ilegales y una complaciente actitud del referí Robert Bird, muy a tono con lo que estaban viendo sus colegas en las tarjetas.
Como preveíamos, el plan de pelea de Kovalev sería fundamental, como también sería fundamental ser consistente y tener a mano otras opciones estratégicas. El ruso cumplió con la primera parte de ese libreto: apuró temprano, lanzó muchos golpes de poder, mando a la lona a Ward en el segundo asalto, pudo haberlo mandado también en el primero y lo lastimó. No inventamos la pólvora cuando adelantamos algo obvio: Andre Ward tardaría en tomar el ritmo y hacer los ajustes de acuerdo al boxeo que le propusiera su oponente. Kovalev se aprovechó de esa confusión se llevó la mitad de la pelea y tuvo el respaldo de una caída para darle más consistencia a sus números.
Recién cuando Ward leyó correctamente el plan del ruso, hizo los ajustes y estableció su forma de pelea que cambió la película del combate. El estadounidense es inteligente, astuto y como buen esgrimista de los nuevos tiempos, sabe qué hacer en el ring para para convencer a muchos que hace mucho sin hacer nada. Esquiva, se mueve por laterales, incluye amagues en su lenguaje gestual como una forma de fanfarronear y va acertando buenos golpes. Golpes que poco conmueven, que son esporádicos, pero que emparejan las acciones gracias la vistosidad de su rapidez. Ese fue el repertorio de la segunda parte de la pelea.
Kovalev, que había cosechado una gran ventaja en las tarjetas, bajó la intensidad de su boxeo, seguramente ordenado por la esquina. Esperar y responder, jab contra jab, evitar el amarre y responder a marrullería con marrullería. Así vimos golpes ilegales de uno y otro lado sin que a Robert Bird se le moviera un pelo. Por momentos el referí estaba pintado en medio de patéticas escenas casi de lucha libre.
También se lo habíamos vaticinado, si a Ward le ocurría lo mismo que a Bernard Hopkins (Kovalev lo mando a la lona temprano), tendría que salir a batirse en campo abierto buscando recuperar puntos. Y eso intentó el estadounidense en la segunda mitad del combate, por momentos produjo emociones al llegarle con buenos golpes a Kovalev. Sin secuencia, claro, y amarrando de inmediato para evitar ser tomado a contrapié. Porque hay algo que comprobó Ward y condicionó su accionar a dicho factor: Kovalev pega duro, lo mando a la lona y lo lastimó temprano. La sangre y las marcas en su rostro hablaban claro sobre la mano pesada del ruso. Por esa razón Ward (que sabía que la ventaja del ruso seria indescontable) ajustó su boxeo a la idea de sobrevivir hasta el final. Y lo logró. Kovalev y Ward mientras transcurrían los cuatro asaltos finales sabían de antemano el resultado. Sus rostros antes de conocerse la decisión eran un libro abierto de lo que pensaba cada uno de su desempeño. El resultado fue una sorpresa para todos, incluso, para los dos rivales.
LAS SECUELAS DE UNA MALA DECISION
La historia del boxeo está repleta de malas decisiones y ellas siempre dejan secuelas, algunas más graves que otras. Una vez nos tocó especular en una columna sobre lo que hubiera ocurrido si a Jose Luis Castillo le hubieran otorgado la victoria que mereció tener en su primera pelea contra Floyd Mayweather. La historia de los dos, sin duda, hubiera sido diferente. Hay similitudes. Lo que ocurrió este sábado en Las Vegas, afecta a todos por igual. Es como un corte sin anestesia a la inmaculada racha de Kovalev que de un plumazo se queda sin invicto, sin cinturones y su futuro en medio de una total incertidumbre. Afecta al incorrecto ganador (Andre Ward) porque, para un campeón respetado, reconocido por lo justo de todas sus victorias anteriores no debe ser nada fácil convivir con lo que hoy grita todo el planeta: "le regalaron tres títulos en una pelea que no ganó".
También pierde el boxeo, sin duda alguna. Cuando empezábamos a exorcizar las secuelas del "fiasco del siglo", el PPV de Mayweather-Pacquiao, dos de los cinco integrantes del Top cinco de los Libra x Libra son parte de un resultado como este, algo que de nuevo nos retrotrae a esa zona oscura del boxeo actual de la que parecemos eternos cautivos. También pierde el negocio. ¡Vaya si perderá! Ya en las preliminares se denunció un despojo arbitral contra el colombiano Darley Pérez al que vieron empatar una pelea que claramente le ganó al aún invicto (también estadounidense y al igual que Andre Ward perteneciente al establo de RocNation) Maurice Hooker. Si tomamos en cuenta que esta cartelera se distribuyó por el sistema PPV, la credibilidad de esa forma de vender cada día pierde más crédito.
EL FUTURO, LA LISTA DE LOS LIBRA POR LIBRA Y CANELO ÁLVAREZ
Ante una decisión controversial, lo ideal sería la revancha inmediata o lo más justo sería revisar y de ser necesario anular directamente la decisión de los jueces. Esto último es ciencia ficción, claro. No se entusiasmen. La revancha parece que no ocurrirá de inmediato, el propio Ward fue muy parco al hablar de esa posibilidad. Como que esta gloria caída del cielo, piensa cultivarla al estilo de otros colegas campeones, o sea, ahora a buscar rivales fáciles.
La otra incógnita es sobre el Libra x Libra. Cathy Duva recuerdo que muchas veces, antes de esta pelea, insistía en que su protegido merecía ser el número uno en nuestra lista. Al mismo tiempo, Ward ahora reclamará ser el número uno tras su inesperada victoria y muchos puristas defenderán esa tesis. Actualmente, Kovalev es el número 3 y Ward el 5.
La otra incógnita es sobre el Libra x Libra. Cathy Duva recuerdo que muchas veces, antes de esta pelea, insistía en que su protegido merecía ser el número uno en nuestra lista. Al mismo tiempo, Ward ahora reclamará ser el número uno tras su inesperada victoria y muchos puristas defenderán esa tesis. Actualmente, Kovalev es el número 3 y Ward el 5.
Yo confieso que antes de someter mi próximo voto, una vez más me veré enfrentado a la necesidad de entablar un examen de conciencia y juzgar mi sufragio basado en lo moral y lo ético por encima de los números y el injusto cambio de rumbo que a la historia del boxeo han provocado los Clemens, los Trowbridge y los McKaie. Ward no ganó, Ward no fue nunca dominante y por momentos nos ofreció un espectáculo bochornoso con un boxeo marrullero y carente de pureza técnica, pureza que es parte de su ADN pero a la que, infelizmente, no siempre recurre. No creo que merezca salir de ese quinto lugar.
Tampoco creo que Kovalev siga mereciendo ocupar ese privilegiado tercer lugar de la lista. Si bien es cierto que le fue arrebatada la victoria de manera injusta, tampoco lució dominante y mostró menos, mucho menos, de lo que podría aguardarse de un aspirante a ser el mejor entre los mejores.
Recientemente fui consultado sobre la presencia de Saúl "Canelo" Álvarez entre los mejores Libra por Libra y con mucho respeto por quien piensa lo contrario, aclaré y aclaro que con el mexicano también debí apelar a la consciencia ética para negarle mi voto. ¿Cómo puedo votar a un campeón que renunció a su título para evitar enfrentar a un rival obligatorio (GGG)? Ward y Canelo son ejemplos diferentes de una realidad que considero debo juzgar con las mismas herramientas. Por ello cito ese ejemplo.
Curiosamente, hace unos años la disyuntiva fue entre Floyd Mayweather y Andre Ward (cuando este ocupaba el segundo lugar) y para el primer lugar me incline por Ward que por entonces solo enfrentaba al mejor rival disponible. Hoy, Ward subió a las 175 libras y enfrentó al mejor rival disponible. Se respeta su actitud, se admira su coraje y se valora lo que significa esa postura ante el público. Pero tomando en cuenta lo que todos vimos, habrá que preguntarse si cuando encumbramos a un vencedor que no venció, en realidad lo que estamos haciendo es convertirnos en cómplices de una injusticia. En ese caso, abogaría por "votar por los jueces". Al fin de cuentas, luego de tantas metidas de patas, ellos también merecen tener su propio ranking. Quizás, el miedo a ser parte de una lista tan deplorable, les obligaría a actuar de manera más justa en peleas con tanto en juego. Habrá que pensarlo.
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