Por Andrés Pascual
Tres días antes de la pelea de Kid Gavilán contra Johnny Saxton en Filadelfia, el Maestro Eladio Secades escribió desde “la Ciudad Cuáquera”:
“En la pelea con Johnny Saxton, nuestro campeón mundial, Kid Gavilán, va a demostrar hasta qué punto su calidad atlética ha sido afectada por el empeño, persistente e inútil, de mantenerse alejado del ring, en compadrazgo nocivo con los escenarios, el mambo y las mamboletas, que lo acompañaron en el naufragio artístico de Ciudad Trujillo. Yo creo que Gavilán -uno de los grandes pugilistas de la época- ha sido víctima del elegante hastío que a veces produce la gloria…”
“En el carácter del peleador camagueyano -continuó-, se operó un cambio radical: el boxeador humilde que estaba agradecido de cuanto el destino puso a sus pies, popularidad, trono y fortuna, fue desapareciendo al influjo del orgullo, que suele ser complemento directo de tanto bienestar, de tanta suerte, de tanta grandeza. Vértigo de altura se llama la vieja y triste imagen…”
“Después de conquistar la faja contra Johnny Bratton en el Garden, el muchacho fue presa de la incorfomidad que ha aturdido y confundido a tantos ídolos de Fistiana; cuando se aclimató a la opulencia, cuando se emborrachó de fama, le llegó la hora de las ideas peregrinas y quiso ser bailarín y figura prominente de un espectáculo de revistas”.
“En Chicago comprendí que el Kid había comenzado a derrotarse a sí mismo, que no le importaba gran cosa el miedo a la caída. Cuando supe que le concedía más atención a los consejos del maestro de baile que lo preparaba para un fallido espectáculo en Las Vegas, que al entrenamiento para la pelea contra Bobo Olson, también entendí que no podría ganarle al hijo de Hawai y que la justificación de la mano lesionada fue un cuento de camino; pero, además, aunque Olson es un peleador mecánico, monótono, incapaz de meterse adentro y Gavilán un peleador estupendo, bajo ningún concepto podía conceder la cantidad de libras como hizo contra el hawaiano”.
“Gavilán incurrió en otro error más grave y más costoso que el de querer ser bailarín sin aptitudes, me refiero a la equivocación de erigirse en empresario (peleador negro y caballo blanco) de su propio espectáculo. Creo yo que, además del tiempo, haya perdido el dinero y haya tardado más de la cuenta para reanudar el trainning para el retorno a Norteamérica…”.
“Si al despertar cualquier día se frota los ojos y los abre a la realidad, si olvida los escenarios y se dedica por completo al gimnasio, todavía puede esperar del deporte mucha gloria y contratas muy ricas, si no…”.
El 20 de Octubre de 1954, en el Convention Hall de Filadelfia, Johnny Saxton le quitó la faja a Gavilán con ayuda del gángster Blinky Palermo, que se valió del referí para que amonestara por todo al camagueyano, mientras permitía las suciedades de su protegido. Pero el mafioso era el Zar de la Costa Atlantica del boxeo.
Saxton se agachaba hasta las rodillas y se levantaba afeitando peligrosamente la cara del cubano, con riesgo de cortarlo cada vez que lo hizo, agarraba, empujaba…nunca intentó boxear ni colocar golpes efectivos, no solo por la asimilación casi mítica del cubano, sino porque no tenía pegada ni forma de hacerlo.
Después de la derrota del camagueyano, desde Filadelfia, Secades escribió otra crónica titulada SE LA QUITARON LOS MISMOS QUE SE LA DIERON, donde explicaba las relaciones entre la mafia y los apoderados del excampeón, así como la descripción de la monumental bronca en el camerino del antillano por la inconformidad del séquito cubano por el fallo injusto y grosero.
En instantáneas de Ramoncito Fernández tomadas en el lugar, se aprecia en una a Vicente Cubillas jr, foto-reportero, con la cabeza rota por un golpe a traición con una cámara y a Gavilán llorando con una toalla sobre la cabeza.
Eladio detalló que la esquina de Gavilán incumplió el compromiso contraído con Palermo y el boxeador pagó las consecuencias, perdiendo por arreglo extra-ring un pleito pésimo, monótono, cansón, muy ajeno al boxeo del Kid, que lo ganó entre las cuerdas.
Porque violó el compromiso del peleador con el duro deporte, se cumplió otra vez la máxima que reza “el ring cobra los excesos ajenos al deporte”, porque si el peleador no hubiera iniciado el camino a la decadencia, a pesar de todo, Saxton no hubiera podido ganarle, a Gavilán le faltó todo, desde la puntería hasta ejecutar con éxito un plan efectivo contra un matrero.
Kid Gavilán no tuvo otra oportunidad titular; a partir de esa derrota, se aceleró la pérdida de sus privilegiadas condiciones para boxear. Secades lo suponía tal y como sucedió…
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